martes, 2 de noviembre de 2010

Poema. La duna

Ningún espejismo la supera

nada es tan fascinante

como la nueva realidad

hasta ayer desconocida.

Aquí la tienes, única entre miles:

la duna amarilla, ocre, encendida

un particular y hermoso sueño

de prodigiosa arena sinuosa,

blanda, suave, confortable.

Te traga en una caricia

te hundes en ella

con los pies desnudos

y la piel estremecida.

Te exige un esfuerzo

fuerte, plácido e inevitable

luego te invade una alegría

de niño grande, de alma henchida,

de espíritu indomable que te fascina.

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