miércoles, 6 de marzo de 2013

Cercenar la libertad de expresión es el primer paso de las dictaduras.

Cuando las dictaduras dictan leyes en contra de sus ciudadanos siempre dicen que es por su propio bien, disfrazando de paternalismo (ya de por sí grave) lo que es pura coerción.
Poco a poco, el Partido Popular va demostrando su instinto dictatorial, aprovechando una mayoría absoluta que nos va a costar muy cara, porque ha llegado en el peor momento y cuyas consecuencias serán irreversibles. Ya sea promulgando leyes o con actuaciones más cotidianas, que muchas veces es donde se demuestra el auténtico espíritu de quien las practica.
  • Es práctica dictatorial que Montoro, ministro de Hacienda, no lo olvidemos, acuse de delitos a actores y parlamentarios, de forma general, sin decir nombres, difundiendo así la sospecha sobre todos ellos, mientras calla y esconde lo que está sucediendo en su propio partido.
  • Es práctica dictatorial ofrecer ruedas de prensa y no permitir preguntas, como han hecho desde el propio presidente Rajoy hasta la ministra de sanidad, Ana Mato.
  • Es práctica dictatorial no dar explicaciones sobre los casos de corrupción que afectan al Partido Popular, porque atenta contra el derecho a la información que tienen todos los ciudadanos, muchos de ellos votantes suyos, y porque, además, permite que sigan gobernando personas que probablemente acabarán condenadas por delitos que les imposibilitarían formar parte de gobiernos.





La lista sería, sin duda, larga, pero la actuación de Ruíz Gallardón de hoy puede que sea de las más peligrosas. Este ministro, reprimido y falto de confianza en sí mismo por el gran peso de la sombra de su padre, y que un día alguien nos quiso hacer creer que era progre, va demostrando cada día qué clase de halcón es en realidad.
Hoy, a propósito de la dimisión forzada del fiscal general de Cataluña por opinar, ha dicho que jueces y fiscales "tienen limitaciones en su libertad de expresión que no tienen el resto", limitaciones que se establecen "en garantía de su propia función" (Declaraciones de Gallardón).
Llega a decir esto un imán de cualquier país musulmán o un miembro del gobierno cubano y aquí estarían todos los demócratas rasgándose las vestiduras por tamaño atentado atentado contra la libertad de expresión.
Normalmente, un gobierno democrático acaba convirtiéndose en dictatorial cuando cercena la libertad de expresión y cuando cambia las leyes para evitar se desbancado del poder.
Ahí andamos.