martes, 12 de febrero de 2013

¿Confiar en Rajoy? (Probablemente) no, gracias.

En una entrevista concedida al editor deThe Economist para América, Michael Reid, Mariano Rajoy ha dicho:

“Yo me presenté con un programa electoral en el que prometía que no iba a subir los impuestos. Y probablemente he incumplido esa promesa. Bueno no, probablemente no. He incumplido mis promesas, pero al menos creo que he cumplido con mi deber”.
Ver la entrevista


Es, desde luego, una intervención que provoca escalofríos, por varios motivos:

Primero dice que probablemente ha incumplido su promesa, pero se da cuenta de la barbaridad que acaba de pronunciar y rectifica para decir que efectivamente lo ha hecho, pero acto seguido vuelve la poca firmeza que lo caracteriza y continúa: creo que he cumplido con mi deber.

Digamos en su favor que se entiende que no tenga muy claro si ha cumplido con su deber (este creo subjetivo inicial indica dudas) porque ¿su deber no era cumplir las promesas que había hecho y con las cuales había obtenido la victoria en las elecciones?

Cuando un político hace lo contrario de lo que prometió para ganar unas elecciones, ¿no está actuando como un dictador por mucho que pueda argumentar que fue elegido democráticamente?

Si las circunstancias le superan y no se ve capaz de cumplir el programa electoral que lo llevó a la victoria, ¿no debería dimitir y convocar nuevas elecciones?

¿Qué confianza podemos tener en él diga lo que diga, sabiendo que no es de fiar porque no cumple sus promesas?

¿Podemos creerle cuando dice que son falsos los papeles de Bárcenas? ¿Por qué? ¿Qué pruebas contrarias a dichos papeles aporta?

¿Cómo fiarse de un partido en el gobierno que un día dice que no hay motivos para echar del partido a Jesús Sepúlveda, el exmarido Ana Mato, y pocos días después lo despidan?

¿Cómo fiarse de un gobierno que mantiene en un ministerio a la propia Ana Mato, una mujer que no sabía de dónde salía el dinero para pagar fiestas y viajes que ella disfrutaba? ¿Qué capacidad de gestionar un ministerio tiene una mujer así?

¿Cómo fiarse de un gobierno cuyo ministro de justicia, Alberto Ruíz Gallardón, quiere para sí la decisión final de asuntos inherente al poder judicial? ¿Dónde queda la separación de poderes? ¿Cómo va el poder judicial a fiscalizar al gobierno?

La lista sería larga y los motivos para echarlos más que suficientes, ahora solo falta que lo hagamos: no podemos permitirnos que este gobierno siga desmontando el estado del bienestar, que siga hundiendo el sistema educativo, que nos devuelva a manos de una iglesia cada vez más integrista y privilegiada, que legisle para sus partidarios ricos y no para aquellos que (¡ay!, ¿qué hicisteis?) los votaron.
Mientras nos quede dignidad, mientras nos quede un poco del pensamiento que sus leyes educativas quieren quitarnos, mientras nos queden fuerzas antes de que el paro, la justicia de pago, la educación de pago o la sanidad de pago acaben con ellas: actuemos.

No hay comentarios: