miércoles, 3 de octubre de 2012

No penséis por vuestra cuenta... haced lo que Él os diga

La capacidad de España para sorprender al mundo no tiene parangón. Este país ha sido capaz de dar al mundo grandes cosas, algunas de ellas, como la Inquisición, la picaresca, los pronunciamientos militares o el caciquismo no precisamente buenas, pero que, instaladas en nuestros genes sociales, siguen formando parte de nuestra forma de ser, porque lo primero que se recorta y estropea en este país siempre que se puede es la educación, tal vez porque a nuestra clase dirigente no le interese que sus paisanos sepan lo suficiente como para cuestionar su poder.

Y estos días tenemos algunos buenos ejemplos de todo ello:

La picaresca
Que el papel de la Infanta Cristina en su relación con los tejemanejes de su marido Urdangarín sentara jurisprudencia es una de las última cosas que se podían imaginar, pero en este país de lazarillos nunca hay que subestimar la imaginación, tan útil para saciar el hambre o rehuir la cárcel, por poner un par de ejemplos. Ayer mismo, el abogado de Isabel Pantoja la comparó con la Infanta en su papel de mujer sumisa e ignorante. O sea, que vino a decir que si una que es de la familia real no se entera de lo que pasa, por qué iba a hacerlo una que viene del pueblo; y tiene razón, claro, porque a la familia real se le supone un algo que la pone por encima de los demás, ya que si no a san to de qué ese estatus que hace a sus miembros superiores a sus súbditos (sí, mientras haya reyes habrá súbditos, no nos engañemos).

El caciquismo
María Dolores de Cospedal, que no vive de la política porque, entre otras cosas, tiene marido adinerado (el marido de Cospedal), ha decidido que tampoco los diputados de Castilla La Mancha puedan hacerlo, mediante la expeditiva medida de quitarles el sueldo, sin importarle si tienen cónyuge que pueda mantenerlos o bienes propios que les permitan vivir de renta. Dice que así ahorrará un millón de euros (aunque siga gastando 67 millones en sus altos cargos) y, de paso, conseguirá que volvamos a una situación parecida a la del Antiguo Régimen (no al de Franco, sino al de las monarquías absolutas del XVII), en el que solo podían ser diputados aquellos que tenían dinero suficiente para dedicarse a ello mientras ganaban dinero en otra parte (o sea el clero y los nobles), marginando al 99% de la población. Aquella minoría legislaba para su propio bien: esta carretera pasará por aquí, porque tengo terrenos cerca, aquella ley gravará las importaciones de tal producto, porque así podré vender el mío al precio que quiera, impondremos ese impuesto, porque lo recaudaremos nosotros.
No digo yo que la cosa vaya a ser así ahora (¿saben de algún ejemplo reciente de estaciones del AVE en terrenos de políticos o de leyes dictadas para montar negocios de inútiles pero caras revisiones de edificios?), pero ¿quién va a querer dedicarse a la política en Castilla la Mancha? Desde luego ningún profesional que quiera obtener un buen sueldo, sino aquellos que no necesiten el dinero o no les quede otro remedio que intentar conseguirlo de otra manera.

Los pronunciamientos
A esa música suenan las declaraciones de Vidal Quadras en ese programa de televisión llamado El gato al agua, que recuerda aquel refugio de, digámoslo finamente, opuestos a la democracia que era el periódico El Alcázar durante la transición. No pueden sonar a otra cosa cuando pide que un general de brigada tome el mando de los mossos de escuadra después de la disolución del gobierno de la Generalitat. Es decir, está pidiendo liquidar las instituciones y entregar el poder al ejército. Ahí es nada. Y que la libertad de expresión lo ampare toda la vida para que pueda seguir pregonando su opinión... y espero que también la de los demás, porque si mandaran los suyos no sé si podríamos seguir disfrutando de este derecho, amante como parece de querer silenciar a los otros.

La inquisición
Tanta persecución de la libertad de los catalanes para opinar sobre su futuro no puede venir sino de ese cristianismo fundamentalista que nos legó la Reconquista, que creó la inquisición y que ha dejado grabado en nuestros genes sociales ese odio hacia todo lo que se aparta de lo que los poseedores de la verdad dictan.
Y, como ejemplo de que esto sigue ocurriendo en la España del siglo XXI, aquí queda esta fotografía tomada el pasado mes de Setiembre, en la que se reivindica el hecho a oír voces, fenómeno al que los psiquiatras denominan esquizofrenia y los fundamentalistas cristianos la voz de Dios, pero que en ambos casos justifica la actuación del que las oye, porque alguien superior a él le dicta lo que tiene que hacer, que no siempre se corresponde con los preceptos cristianos, como bien sabemos.


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