martes, 15 de marzo de 2011

La ley antitabaco y la demagogia.

En esta país la demagogia y la manipulación de la información parecen no tener límites cuando se trata de hacer negocio, a costa de lo que sea. Según informaba ayer Cinco Días (http://www.cincodias.com/articulo/empresas/Altadis-cree-Gobierno-hace-guerra-mismo-ley-tabaco/20110314cdscdiemp_1/), Altadis dice que el gobierno se está haciendo la guerra a sí mismo, puesto que ha descendido la recaudación por impuestos del tabaco.

Será como dicen, pero lo que callan es que la ley del tabaco no se promulgó para recaudar más impuestos, sino que es una ley con fines sanitarios: busca mejorar la salud de los ciudadanos, tanto la de los fumadores como la de los no fumadores, pero como esto no lo pueden refutar simplemente lo ignoran en sus machacones comentarios.

Callando esto, callan también que la disminución de las enfermedades respiratorias provocadas por el consumo activo o pasivo del tabaco supondrá una considerable reducción de gastos sanitarios al Estado. Que sea igual, mayor o menor que la cantidad que dejará de ingresar por los impuestos provenientes del tabaco está por ver, y en cualquier caso es asunto menor, puesto que, como indicaba, la finalidad es otra, mucho más encomiable, pero ya que se apela a los números, es algo que debe tenerse en consideración.
De todas formas, suerte ha tenido el gobierno de que no haya aumentado la recaudación, porque entonces le habrían acusado de promulgar una ley con afán recaudatorio.


Tal como valoran hosteleros y tabaqueros la ley, es decir, desde el único punto de vista de su interés empresarial, sin tener en cuenta el bien común, es como si médicos, farmacéuticos y hospitales privados se quejaran del uso obligatorio del cinturón de seguridad, porque la disminución del número de heridos en accidentes de tráfico les conlleva menos negocio.

¿También acusarían al gobierno de perjudicar a su industria si, como en Japón tras el accidente nuclear, no permitieran salir a los ciudadanos de sus casas?

Y una cosa más. Afirma Altadis que en otros países ya se ha empezado a rebajar la severidad de la ley. También será como dicen, pero lo que ha aparecido recientemente en la prensa es todo lo contrario: En Nueva York se ha prohibido fumar en las playas y en los parques. Cuesta imaginar la campaña que se montaría aquí si al gobierno se le ocurriera tomar una medida como esta.

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