viernes, 11 de febrero de 2011

Los números de la ley antitabaco. Información sesgada.

Los hosteleros se quejan de la ley antitabaco. Dicen que han bajado las ventas y yo no soy quien para dudarlo, porque no dispongo de datos, pero me da la impresión de que sus números no están bien puestos en contexto.
Dicen que las ventas han caído un 19,14 en bares y cafeterías, un 14,35 en restaurantes y un 19,88 en locales de ocio nocturno. Pero, si no estoy equivocado, están comparando los datos enero de 2011 con los de diciembre de 2010, un mes de gran consumo. No nos dicen cuánto descendieron las ventas en enero de 2010 con respecto a diciembre de 2009. Tampoco tienen en cuenta los efectos de la crisis, que algo tendrá que ver con que la gente consuma menos, en especial dados los precios que aplican.

No se les oyó ninguna queja cuando entró el euro y tradujeron descaradamente cien pesetas por un euro (166,387 pesetillas). Y no sólo eso, sino que han venido aumentando los precios cuanto han querido, redondeando la inflación de, pongamos, 3% a 10 céntimos en un café. El resultado es que ahora un café cuesta 1,20 euros en cualquier parte (200 pesetillas, sí). En un restaurante cercano a mi casa tradujeron el aumento del IVA del pasado año en un euro... para un menú de 10, que pasó a costar 11.
Pagar menos de cuatro euros por un desayuno normalito y menos de 10 por un menú comestible es hoy prácticamente imposible, al menos en Barcelona. Y cenar a la carta por menos de 25... ¿dónde?

Y lo que sucede, también, es que muchas veces más que un café uno parece que se tome un castigo, porque los hay malos de solemnidad, a menudo perfumados por un ambiente irrespirable de cañerías embozadas y paredes sucias. Claro, antes el humo del tabaco impedía que todo esto se notara, y no digamos ya si uno era fumador y se bebía el café entre calada y calada, pero ahora ya no hay trampa ni cartón: huele y sabe a lo que es.
¿Han pensado que tal vez por eso hayan descendido las ventas?
En lugar de quejarse ¿Han pensado en mejorar la calidad de los servicios que ofrecen?
¿Han pensado que quizá haya demasiados bares y que, como los bancos, sólo deberían quedar los mejores porque muchos no dan el mínimo nivel exigible?
¿Han pensado que tal vez era un negocio demasiado fácil?

Y, ya por último, y casi como de pasada, para no molestar ¿han pensado que esto es una medida sanitaria? Estamos hablando de la salud pública, pero ya sabemos que en este país todo aquello que huela a público tiene la batalla perdida contra el beneficio a corto plazo de mi bolsillo.

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