martes, 4 de noviembre de 2014

No acudan a los conciertos de Isabel Pantoja.

Isabel Pantoja es una persona condenada a una sentencia de cárcel que, después de intentar eludir, está ahora intentando retrasar. El último argumento utilizado por su abogado es que la tonadillera tiene cuatro conciertos programados y que le iría bien entrar a partir del quince de diciembre.

No creo que los condenados tengan derecho a escoger la fecha de entrada en la cárcel, como si fuera la de un crucero. Dejando al margen, claro está, a los políticos corruptos, en cuyo caso escogen la de entrada y la de salida, si es que acaban yendo. Si fuera por compromisos laborales, como Isabel Pantoja, quizá muchos de los reos no entrarían hasta la edad de jubilación, bastaría con que tuvieran un trabajo, aunque en estos momentos eso sea algo bastante difícil. Pero ya sabemos que en España hay colectivos a los que cuesta hacer cumplir las leyes, si es que se consigue que las cumplan.

Los folclóricos, hombres y mujeres, son uno de ellos, porque representan algo así como el alma de España, y en un país donde el catolicismo tiene tanto peso da un poco de yuyu ir contra el alma. Muchos españoles sufren con las desgracias de los folclóricos y se deleitan con sus éxitos, ya se preocupan las televisiones (en especial TVE y su vergonzoso programa Corazón, Corazón) de que los compadezcamos cuando lo pasan mal y no los castiguemos cuando nos roban, porque nos dicen que también lo pasan mal y por lo tanto volvemos al punto anterior. 

Fue sonado el caso de Lola Flores cuando fue condenada por delito fiscal y se atrevió a pedir una peseta a cada español para poder hacer frente a la deuda. ¿Pagó socialmente por el delito y la posterior petición, que era toda una ofensa a los ciudadanos? No. La gente siguió acudiendo a sus actuaciones.

Farruquito es también un delincuente, de otro estilo, juzgado y condenado, que intentó culpar de sus actos delictivos a su propio hermano menor, y a quien el truco no funcionó porque hubo escuchas telefónicas que sacaron a la luz lo que sucedía. ¿Pagó socialmente por haber matado a un hombre conduciendo a gran velocidad, sin disponer de carné, sin proveer el obligado auxilio, dándose a la fuga e intentando culpar a otro? No. La gente siguió llenando los teatros en los que actuaba, más si cabe después del delito.

Ahora Isabel Pantoja se encuentra en una situación semejante: ha de ir a la cárcel y quiere posponer la cita alegando que tiene conciertos programados. ¿Pagará socialmente por haber robado dinero público de forma continuada junto con un hombre que ya está en la cárcel, cuya ex mujer también lo está? Esperemos que sí. En primer lugar esperemos que no le concedan la prórroga y entre en la cárcel con la misma puntualidad con la que un desahuciado es echado de su casa, pero si finalmente se la conceden, esperemos que la ciudadanía recupere el honor perdido y no acuda a sus conciertos.

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