viernes, 17 de febrero de 2012

Franco, el poder que no cesa. La libertad de ARCO y las prohibiciones del PP

En 1940, cuando Hitler ya había provocado la segunda guerra mundial y estaba enseñando quién era a los políticos que habían contemporizado con él, Charles Chaplin rodó El Gran Dictador, que en España no pudo verse hasta 1976, después de la muerte de Franco, ya que nuestro propio dictador la prohibió durante décadas, como tantas otras cosas.


Ahora, en 2012, 36 años después de la muerte de Franco, Eugenio Merino, un artista provocador (como todo buen artista), ha presentado en Arco una divertida obra en la que presenta un muñeco de Franco metido dentro de una nevera de refrescos, como para recordarnos lo fresca que se conserva todavía su memoria y lo presente que está aún el dictador entre nosotros. 
Tan fresca que, como si hubiéramos retrocedido en el tiempo y volviéramos a las las décadas de su Dictadura, la Fundación Francisco Franco (¿no es un oxímoron, eso?) ya ha anunciado que va a demandar al artista.

¿Sorprendente? Ni por un instante. Recordemos que el juez Garzón ha sido llevado al banquillo por una organización ultraderechista por haberse atrevido a investigar los crímenes del franquismo.
 Pero recordemos también que el PP acaba de llegar al poder y el "moderado" Ruiz Gallardón ya quiere prohibir el aborto, la píldora del día después y todo aquello que no sea santificado por la santa madre iglesia católica, que sigue rigiendo los destinos de España como en nuestras épocas más oscuras.
Y es que con las medidas que están tomando contra los trabajadores, les conviene que todos seamos fervientes católicos que pensemos que hemos venido a este mundo a sufrir para ganarnos el cielo tras nuestra muerte y así no armamos jaleo, no reivindicamos nada y bajamos la cabeza y trabajamos por sueldo miserables.
Por eso suprimen la asignatura de Ciudadanía, para que no aprendamos a conocer nuestros derechos, que deberían ser los de una sociedad democrática, montan nuevos cambios en el sistema educativo, rebajando en un año la ESO, para que así los jóvenes puedan dejar de estudiar antes y sean más dóciles por falta de conocimientos, recortan el presupuesto de colegios públicos y universidades, para que los que puedan pagárselo vayan a los concertados católicos y a las privadas católicas y los que no puedan pagar aprendan lo menos posible para que sean carne de cañón en esta nueva etapa de capitalismo salvaje en la que nos están metiendo.

Está claro que el gobierno de Mariano Rajoy nos está sacando de la crisis, crea puestos de trabajo, mejora las condiciones laborales y sociales de los trabajadores, consigue que aumente el consumo, el P.I.B. y la venta de casas, el sueldo de los funcionarios, el presupuesto para investigación, las pensiones, el salario mínimo. También rebaja el IRPF de los trabajadores castigados por la crisis y aumenta el de los que se aprovechan de ella. En fin una multitud de mejoras que sería prolijo relacionar aquí.
Todo ello puede hacerlo porque hubo una mayoría de españoles que votaron al PP, de haber sido por los que no lo hicimos, ahora no disfrutaríamos de todas esas ventajas. Y eso me parece injusto. Tanto que desde aquí propongo que los que fuimos tan cortos de miras que no votamos al PP quedemos al margen de todas estas extraordinarias medidas que Mariano Rajoy está tomando para mejorar nuestras vidas.
Propongo, pues, que a los no votantes del PP no nos beneficien con los recortes de salarios ni pensiones, ni con la prohibición del aborto o la píldora del día después, que nos castiguen a contemplar imágenes paródicas de Franco, que nos condenen a tener jueces tan extravagantes como Garzón y toda una larga serie de condenas que nos llevarían a vivir una vida más feliz aquí en la tierra, sin menoscabo de lo que nos pudiera pasar después de muertos, que a saber lo que será.

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