domingo, 13 de octubre de 2013

Artur Mas y la Cruzada de Franco. ¿Beatificará Merkel a los soldados del bando nazi muertos durante la Segunda Guerra Mundial?

¿Se imaginan al gobierno alemán y al papa beatificando a los soldados del bando nazi muertos durante la Segunda Guerra Mundial?

La Iglesia Católica tiene ahora un jefe supremo que se hace llamar Francisco en honor a un santo que gusta a la mayoría, que hace declaraciones que inquietan a los sectores más conservadores del catolicismo y que, dicen, tiene gusto sencillos como el de lucir un gran anillo de plata en lugar de un gran anillo de oro. Muchos son los que afirman que los tiempos están cambiando gracias al pontificado de este argentino del que no se sabe muy bien qué hizo durante las dictaduras de su país, porque hay versiones contradictorias, pero que, dicen también, está decidido a poner al día a la iglesia católica (aunque las mujeres tendrán que esperar a otro para poder dejar de ser una parte secundaria de ella).

Cataluña tiene ahora un jefe supremo que se llama Artur, que está empeñado en pasar a la historia como el hombre que condujo a su pueblo a la liberación nacional, mientras confía poco en lo que hace su propio gobierno ya que, por ejemplo, sus hijos han estudiado en el Liceo Francés y no en una de las escuelas públicas de las que él es el principal responsable. Tan poco apego parece tener a esa tierra que tanto dice defender que incluso la boda de su propia hija tuvo lugar fuera de Cataluña, concretamente en las Baleares. Mas también es conocido por haber negociado el contenido del estatut con el anterior presidente del gobierno español a espaldas del entonces presidente de la Generalitat, demostrando así un no loable respeto por sus propias instituciones de gobierno, y por mantener secretas negociaciones de no se sabe bien qué con el actual. Otro de sus méritos es el de haber sabido montar un tinglado de mucho cuidado al organizar unas elecciones con el único fin de obtener una mayoría absoluta que no solo no consiguió sino que lan llevado a la coalición que preside a perder el primer lugar en intención de voto por primera vez en muchos años.

España tiene un gobierno del ala más derechista y autoritaria que se pueda encontrar, elegido como repulsa al mal gobierno anterior (del ala más derechista de la izquierda que se pueda encontrar) por una ciudadanía enfadada pero no informada, que ha dado todo el poder a quienes nunca se lo debería dar porque les gusta demasiado la semejanza entre absoluto y absolutismo, como ya llevan años demostrando. Todas las leyes que el gobierno del PP ha promulgado han ido encaminadas a recortar libertades, derechos e ingresos de aquello que les votaron y así contentar a los sectores más reaccionarios del capital y la iglesia, que por algo le dan soporte; pero como desde hace también muchos años han tenido la precaución de sustituir la educación que lleva al criterio propio por la superchería que lleva a la ignorancia, todavía es incluso posible que en las próximas elecciones vuelvan a ganar.

¿Qué tienen en común estos tres elementos? Bueno, de entrada, todo, pero hoy, especialmente, el hecho de haberse reunido (el papa, moderno, de forma virtual) para beatificar a 522 "mártires" de la guerra civil española.
Y, bueno, tal vez alguien piense que eso es lo esperable en la derecha española, que nunca salió de las cavernas, o de la iglesia católica, que prefiere que sigamos en ellas, pero de Artur Mas, ese hombre que quiere ver proclamada a Cataluña como un país independiente porque entonces esto será el paraíso, no parecía esperable que acudiera a un acto de legitimación del golpe de estado de Franco.

Pero, claro, Artur Mas es algo más que ese dirigente visionario. Mas es ese tipo engreído que imagina que tiene una barbilla de universitario americano, pero que en realidad se parece más a la del protagonista de American Dad. Mas es ese tipo que mantiene a Felip Puig en el gobierno, después de que este se comportara como Arias Navarro en el cargo de interior, y que ahora afirma cosas como que si Cataluña fuera independiente el paro bajaría, plis plas, a la mitad. Mas es ese tipo que mantiene como vicepresidenta de su gobierno a Joana Ortega, aun sabiendo que mintió sobre su currículo universitario. Mas es ese tipo que tiene la sede de su partido embargada porque todavía no ha podido conseguir que se acaben las sospechas sobre su participación en el caso Palau, aunque está en ello. 
Pero es que Mas también es ese tipo que se cree el profeta que va a cruzar con su pueblo el Mar Rojo y llevarlo a la tierra prometida, y ahí entronca mucho más con toda esa tradición, tan profundamente española (¡ay!) de la espada y la cruz, que nos ha llevado a ser uno de los países más atrasados culturalmente del mundo.
Y es que, en el fondo, la fe nacionalista y la fe religiosa han ido siempre de la mano, porque son tantas las similitudes entre ellas que se puede fácilmente pasar por alto que se esté homenajeando una dictadura que acabó con las libertades de toda España, incluida Cataluña, y acudir a un acto de pura exaltación de un golpe de estado asesino sin que se le descomponga el tupé.

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