lunes, 26 de noviembre de 2012

Mas debe dimitir

Artur Mas es un gobernante que, no teniendo la mayoría necesaria en el parlamento para gobernar de acuerdo con sus intereses, convocó unas elecciones tramposas en las que intentó camuflar su mala política, contraria a los intereses de sus ciudadanos, tras una bandera que supuestamente defendíamos todos y que nos defendía a todos, poco menos que tildando de traidores a quienes nos manifestábamos contrarios a su política de recortes y a sus mesiánicas y falsas promesas. Con ello intentaba (así lo pidió expresamente) conseguir votos prestados, votos que no iban a significar una mejora para los votantes sino para su inflado ego, propio de los aspirantes a gobiernos autoritarios.
Una vez más, en la más pura tradición populista, Mas equiparaba persona y nación, quería hacer pasar los ataques a su política como ataques a todos los ciudadanos, quería que todos defendiéramos una política que solo beneficia a las clases dominantes como si fuera la mejor para todos los catalanes.
Quería el poder absoluto.
Pero no se ha salido con la suya, todo lo contrario: ha perdido 12 diputados, casi un 20% de los que tenía.
Ha obtenido un 30,5% del 69,5% de los que han votado, por lo tanto solo un 21% de apoyo del censo electoral. Solo una quinta parte de los catalanes con derecho a voto le ha dado su apoyo.
¿Le da esto la suficiente autoridad moral para seguir gobernando después de haber sometido a su país a un estrés del que no va a serle fácil salir?
No convocó unas elecciones para pasar del 38% de votos al 30% sino para conseguir lo que él llamaba una "mayoría excepcional" que, claramente, no ha conseguido.
Ante un fracaso de esta magnitud, solo le queda una cosa coherente que hacer: dimitir.
Y debe hacerlo inmediatamente.

No hay comentarios: