viernes, 30 de julio de 2010

Prohibamos els castellers

Me contradigo, lo sé, pero, parafraseando a no sé quién: nada contradictorio me es ajeno.
Hace unos días decía que deberíamos prohibir cuanto menos mejor, pero ya que estamos metidos en ondas prohibicionistas (toros, burkas, abortos...), al menos prohibamos una actividad en la que se arriesga la vida de menores (muy menores) de edad por puro entretenimiento.
La ley obliga a los niños menores de 12 años a usar sillas especiales cuando viajan en coche y normativiza su tipología y posición. En cambio, cuando se levanta un castell, son varios los menores de edad que se encaraman a su cumbre y sólo el/la anxaneta (el/la que corona el castillo) lleva una mínima protección: un casco que ni siquiera es integral, una medida que se tomó cuando, no hace mucho, murió uno en plena faena.
Como mínimo, los/las anxanetas deberían llevar un arnés que les impidiera la caída, así como rodilleras, coderas, protector dental, etc.
Sin olvidarnos de los otros componentes del castell, a quienes se les pueden caer encima uno o varios pisos de personas, con el correspondiente peligro de contusiones y roturas.
Claro que los castells son "muy nuestros" y, por lo tanto, civilizados y lejanos a esa barbarie de los toros, que son "de ellos".

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