lunes, 10 de octubre de 2011

Ofendidos

Cuando alguien se declara ofendido como miembro de una comunidad (catalán, cristiano, socio del Granada o lo que sea) por las declaraciones de otro, normalmente es porque no tiene argumentos para rebatirlas.
Quien haya leído algún artículo de este blog sabrá que no soy precisamente un defensor de los nacionalismos y mucho menos simpatizante de CiU, pero ya es la segunda vez que escribo para defender a políticos de dicha coalición porque a sus declaraciones, los aludidos (mejor dicho, los políticos de los aludidos) no les han sabido oponer ningún pensamiento o idea sino la declaración del sentimiento de ofendidos.
Mal vamos cuando nuestros políticos apelan a los sentimientos y no a las ideas y a la razón y quienes hayan leído las recientes declaraciones de Durán Lleida a propósito del PER y la polémica que han suscitado ( El País, 10/10/2011) habrán podido comprobar que hay, en efecto, mucho político ofendido pero ninguno que aporte dato alguno que indique que lo que Durán afirma no sea cierto.
Ninguno de ellos dice a qué dedican sus horas los que reciben el subsidio, puesto que a trabajar en la economía sumergida ya sabemos que no, porque al parecer eso sí lo saben nuestros políticos. ¿Qué hacen entonces? ¿Colaboran en ONGs? ¿Ayudan, quizá, a sus mujeres en las tareas domésticas de sus propias casas? ¿Realizan tal vez algún servicio para la comunidad en la que viven? ¿Acuden a las bibliotecas o se han apuntado a cursos para aprender inglés, informática o a jugar al ajedrez? No los sabemos, sólo sabemos que los políticos que quieren sus votos se sienten ofendidos como andaluces o extremeños, según de dónde sean, y que no son capaces de hacer otra cosa.
¿Vamos a seguir votándolos? ¿Otros cuatro años más con estos dirigentes mediocres que sólo saben cultivar las diferencias para poder así arañar un puñado de votos y poder seguir ocupando unos puestos y cobrando del Estado un dinero que no merecen?
Basta ya.

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